A principios de 2018, en Tantea analizabamos la implementación de la portabilidad hipotecaria en México, en donde un deudor hipotecario podía llevarse la deuda de su banco a otro, sin mayores costos operativos, todo esto, suponiendo una mejora en las condiciones crediticias.
Precisamente, durante septiembre de este año, el superintendente de la SBIF Mario Farren, reveló, de forma escueta, la intención que tienen en dicha institución, de instaurar un proyecto de portabilidad financiera, que beneficiaría a los consumidores de productos crediticios, al garantizarles el acceso a la información financiera de sus mismo créditos, de forma clara , oportuna y vinculante. Con esto entendemos que lo que desea la SBIF es que tanto bancos como deudores puedan acceder a las condiciones crediticias que cada persona tiene, con tal que la banca se motive para competir y mejorar las condiciones de los deudores actuales.
Si bien es cierto, la SBIF no ha liberado más información al respecto, los medios especializados han comenzando a mirar lo que ha sucedido en países europeos, como España, pero pocos se han vuelto a mirar a países como México, que comparte un sistema más parecido en lo financiero y cultural con Chile.
Durante 2013, un año antes que la portabilidad hipotecaria entrara en vigencia en México, el orden de personas que refinanciaban sus créditos hipotecarios bordeban las 2 mil personas. En 2014, cuando la ley ya estaba en vigencia, las portabilidades superaron los 15 mil casos (11 mil se cambiaron y el resto fueron mejorados en el mismo banco). Y así sucesivamente, en 2015 las portabilidades superaron los 22 mil créditos y en 2016 los 26 mil. Pero una consideración clave para este exitoso incremento de mejoras hipotecarias fue que el costo operativo se había abaratado considerablemente, prácticamente sólo habia que pagar la firma notarial.
Por lo tanto, desde Tantea esperamos que el proyecto de portabilidad financiera de la SBIF no sólo se traduzca en el libre flujo de información relacionado a las deudas, sino que alentamos al superintendente a que vaya más allá, con tal que un deudor no tenga que volver a pagar los excesivos costos operativos cuando quiera llevarse su deuda a otro banco. Desde ya sugerimos a la SBIF evaluar la subrogación del acreedor, tal cual lo hacen en México y España, o bien permitir que los costos operativos sean cargados al mismo crédito hipotecario, siempre que el deudor así lo desee.