Como ya hemos descrito anteriormente, existen múltiples opciones en el mercado para llegar a un inmueble y una de ellas es el llamado “leasing habitacional”, que se puede definir como “un arriendo con opción de compra”.
¿Y en qué se diferencia de un crédito hipotecario? En el crédito hipotecario, el cliente se hace propietario de una vivienda mientras debe mantenerse pagando a la institución financiera el monto que acordaron. En el leasing, el cliente recién se transforma en dueño al pagar la última cuota prevista (y sin pagos adicionales) a las llamadas “sociedades inmobiliarias de leasing habitacional”, quienes son los que adquieren la propiedad y la arriendan.
Otra de las claves del leasing es que puede llevarse a efecto sin contar con un ahorro previo o un pie, lo que hace posible que el monto de las cuotas mensuales o dividendos sean iguales a las que podrías pagar con un arriendo normal. También, si es necesario, puedes dar el contrato por terminado y entregar la vivienda sin tener que realizar los trámites que supone una compra.
En caso de que ocurra alguna fatalidad con la propiedad o algún contratiempo que te impida pagar, el contrato de leasing incluye seguros contra incendio, desempleo y desgravamen.
Finalmente, la decisión entre un leasing o un crédito es tuya. Analiza tu caso, qué es lo que más te conviene, las opciones que entregan bancos y otras instituciones y el tipo de vivienda acorde con tus necesidades. Si tienes más dudas, en Tantea estaremos felices de ayudarte.